Amanecer en Assekrem
En el invierno de 1991 cuatro amigos nos disponíamos a tomar un avión que nos dejara en Argel para realizar la mítica Ruta Transahariana que discurre entre la capital de Argelia y la ciudad fronteriza con Malí y centro de reunión Tuareg de Tamanrasset.
El problema era que en Enero se había declarado la 1ª Guerra del Golfo. Después de 2 meses de conflicto parecía que las cosas volvían a su cauce, aún que unos de los primeros occidentales que pisábamos tierra argelina después del conflicto éramos nosotros. A todo esto se añadía que el mes de Abril en el que comenzamos el viaje era la fiesta del ramadán lo que nos dificultaba aún más los desplazamientos. El intento de alquilar un todo terreno fue imposible hasta bien avanzada la marcha y tuvimos que bajar las primeras etapas en taxis compartidos y autobuses hasta donde nos fue posible... La ruta realizada a grandes rasgos fue esta Argel, Ghardaïa, El Golea, Timimoun, In Salah, Tamanrasset.
En este artículo no voy a relatar todo este peregrinaje porque debido a la multitud de historias que nos sucedieron podría escribir una novela o casi. Lo que me interesa es la llegada al sur donde puede convivir con los Tuaregs por un tiempo. Cuando llegamos a la ciudad de Tamanrasset que esta enclavada en el centro del macizo del Hoggar lo tomamos como campamento base y desde allí en una de nuestras salidas nos acercamos a una fiesta Tuareg que se celebraba en honor de un santón, algo muy parecido a nuestras fiestas que tiene como motivo el patrón del pueblo pero con la diferencia de existir carreras de camellos, danzas en circulo que realizan los jóvenes además de tomas de té por parte de los jefes de los clanes dentro de la haimas. Pues en eso estábamos cuando un grupo de mujeres pasó por delante de nosotros y cual fue mi sorpresa cuando una de ellas en un castellano salmantino saludo eufóricamente a mi colega Javi. Era Rocio una antigua amiga y que increíblemente estaba personificando la historia que Paul Bowles había descrito en su libro “El Cielo Protector”. Más tarde Bertolucci la llevo a la pantalla de cine, donde se relata la vida de una joven inglesa en nuestro caso una madrileña, como esposa de un "jefe" Tuareg.
Como despedida de aquel viaje quisimos ascender al Assekrem, montaña de 2780 metros y donde el padre Foucauld construyó una pequeña ermita en 1906. Uno de los lugares más bellos de la tierra. La llegada al pie de la montaña fue a última hora de la tarde. Decidimos pasar la noche en el refugio allí construido. Nos levantamos unas 2 horas antes del amanecer y subir a la cumbre para poder contemplar esto…

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